Ante la sucesión de abusos continuados y el incremento de las rivalidades entre los presos por el control de la droga, Reverte decide intervenir para imponer sus reglas en La Torre. En este clima de tensión se produce un acontecimiento insólito: el recluso más veterano del penal se rebela y solicita hablar con Graus, el director de la prisión. Ambos comparten un episodio del pasado y el preso desea plantearle la revisión de su condena.

Entretanto, los planes de fuga de Anna siguen adelante. Aunque la joven ya sabe quiénes le apoyan en su arriesgada empresa, ignora que Marla, su suspicaz compañera de habitación, les ha descubierto y podría delatarles en cualquier momento.

Tras cambiar su turno con uno de los funcionarios, Anna logra que Daniel acceda a los conductos de ventilación para marcar las indicaciones señaladas en el mapa. Todo parece trascurrir según lo previsto, hasta que el grupo se enfrenta a un problema inesperado que les lleva a replantearse el plan de huída inicial.